Los basófilos son un tipo de glóbulo blanco que trabaja para mantener al organismo saludable, luchando contra virus, bacterias, parásitos y hongos.
En principio, este tipo de glóbulos blancos se producen en la médula ósea, pero se puede encontrar en muchos tejidos del cuerpo humano, formando parte del sistema inmunológico y protegiendo al organismo de enfermedades.
Si el nivel de basofilos es bajo, esto puede estar relacionado con una reacción alérgica. De igual forma, si se desarrolla una infección y el nivel de basófilos es bajo, puede tomar más tiempo en sanar por completo.
Por otra parte, ha habido casos en los que tener demasiados basófilos puede conducir a riesgos de cáncer.
¿Cuál es la función de los basófilos?
Ya sabemos que los basófilos son esenciales para curar infecciones en nuestro organismo. Sin embargo, además de combatir infecciones parasitarias, los basófilos pueden contribuir a:
-Prevenir la coagulación sanguínea: los basófilos contienen una sustancia llamada heparina. A su vez, esta sustancia natural diluye la sangre, haciendo que sea más liviana.
Dado este beneficio, también puede ayudar colateralmente a mejorar la salud cardíaca, previniendo a la obstrucción de arterias.
-Evitar las reacciones alérgicas: cuando sucede una reacción alérgica en nuestro organismo es porque el sistema inmunológico está expuesto a un alérgeno. Pues, en estos casos, los basófilos liberan histamina durante las reacciones alérgica.
De la misma forma, los basófilos también influyen en la producción de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E, el cual está relacionado con la liberación de sustancias como la histamina y la serotonina.
De cualquier modo, mantener los basófilos en el nivel indicado será vital para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la salud.